2021-10-25

The Conference: Basis for Scientific Cooperation in W. Sahara



CERTIFICATE OF PARTICIPATION 


Dr. Salam Al Rabadi participated at the Conference “Basis for Scientific Cooperation in W. Sahara
 
Organized by the Centro de Estudos Africanos da Universidade do Porto(CEAUP)
  
Which took place during 7 th-8th October 2021
 
In Porto\ Portugal
 

2021-10-06

Gobernanza Sostenible, Estado Y Papel De Los Individuos: Dilema De Contradicción Entre Economía Y Política

 





Por Dr. Salam Al Rabadi

 

Está claro que muchos de los desarrollos relacionados con la pandemia de “Covid-19” han llevado a un cambio en los hechos y datos económicos y políticos relacionados con los debates sobre el estado del Estado, la gobernanza sostenible y el papel de los individuos, etc., que en su totalidad giran en torno a la dialéctica de la contradicción fundamental entre la globalización de la economía por un lado y el nacionalismo de la política por otro. Es la dialéctica que se puede expresar mediante la siguiente pregunta problemática:

 

¿Hasta qué punto puede el Estado mantener su posición y funciones? ¿Cuál es la posibilidad de lograr una gobernanza sostenible?

En principio, se puede decir que una de las mayores complejidades y dilemas que impide el acceso a la gobernanza sostenible, sigue estando estrechamente relacionada con la problemática de la contradicción en el desarrollo tanto de la economía como de la política. La economía se está moviendo lógicamente y hasta cierto punto siempre hacia lo global, mientras que la política todavía se practica principalmente a nivel local o nacional.

 

Aquí, la división o contradicción aparece en la relación entre autoridad, responsabilidad y rendición de cuentas en cierta medida, de modo que encontramos que existe una autoridad económica global versus una responsabilidad política nacional o local en la que se concentra el uso de la autoridad. Esta contradicción obstaculiza la posibilidad y la eficacia de alcanzar y consolidar los principios de gobernanza sostenible a todos los niveles.

 

Por lo tanto, para conciliar entre la política interna y la economía global, el punto de equilibrio entre ellas debe basarse en la gobernanza sostenible, que se basa en el principio de interdependencia entre los conceptos políticos y económicos por un lado, y los principios de transparencia, rendición de cuentas y participación por el otro, aquí el individuo (como ciudadano o como consumidor) puede ser el juicio o equilibrio por el cual ese equilibrio perdido puede ser logrado. Lo cual necesitamos a nivel de la posibilidad de lograr una gobernanza sostenible.


Como cada una de las fuerzas políticas y económicas están tratando de ganarse a los individuos para su lado, ya sea a nivel económico o político (el individuo es, por un lado, un votante, y por el otro, un consumidor). En el ámbito económico, a pesar de todos los problemas de desigualdad y de justicia distributiva, el consumidor individual sigue teniendo la iniciativa a nivel económico, basándose en que él es la base, meta y referencia de las fuerzas comerciales en todas sus formas. Además, el ciudadano individual es la base de la autoridad política de acuerdo con el proceso democrático y el voto electoral, ya que todavía tiene un impacto significativo en el nivel de determinación de las orientaciones políticas.

 

En base a esto, los individuos en los que se basan los sistemas políticos y económicos deben asumir la responsabilidad, comprometerse y participar en el proceso de creación de esa influencia y presión para enfrentar los monopolios y el control de las élites capitalistas, de seguridad, políticas, mediáticas e incluso académicas, con el fin de ser el pilar en el logro de las políticas de rendición de cuentas, participación y transparencia en las que se basa la gobernanza.

 

Las políticas de gobernanza no deben limitarse a reformas estructurales o protestas en las calles y en las urnas. Más bien, la sostenibilidad y el proceso de gobernanza deben apoyarse responsabilizando directamente a las fuerzas monopólicas a través de una cultura de consumo, ya que gastar o ahorrar dinero puede conducir a los fines deseados. Esta lógica o dirección de acción directa puede ser mejor y más efectiva que las formas tradicionales de expresión política y económica.

 

A la luz de los mercados globales que intentan evadir las reglas y restricciones de la contabilidad, el papel del individuo (el consumidor) aparece como una fuerza a tener en cuenta. Ya no se puede ignorar que las personas de todo el mundo ahora están recurriendo a las compras políticas más que al voto electoral. Por lo tanto, la participación en el proceso de boicot económico y la tendencia hacia las compras políticas (por así decirlo) es un indicador positivo que indica que la actividad política del consumidor individual ha comenzado a moverse en la dirección correcta.

 

Donde la creciente actividad e influencia de las fuerzas económicas, y la correspondiente voluntad política poco clara, resulta en una creciente comprensión de que las compras políticas son una forma más efectiva de gobernanza sostenible. Donde parece que el consumo o la compra política ha comenzado a reemplazar a la ciudadanía tradicional, ya que es la herramienta que permite al individuo (como ciudadano o consumidor), imponer la rendición de cuentas y corregir las políticas públicas de una manera más seria y práctica.

 

A la luz de la codicia financiera, la indiferencia política y la ausencia de responsabilidad entre muchas élites tecnocráticas y fuerzas del mercado, los individuos pueden asumir la responsabilidad y la participación en el logro de una gobernanza sostenible mediante la adopción de políticas de compras políticas como una estrategia o una nueva forma de rendición de cuentas efectiva.

 En resumen, en la práctica debemos admitir que si bien el contrato social que une a los pueblos y los gobiernos es cada vez más frágil, parece que la presión y la influencia de los individuos está ejerciendo un impacto real frente a las fuerzas monopólicas y la corrupción. Ese efecto, que los gobiernos o incluso algunas instituciones internacionales no pueden producir, y que pueden estar fundamentalmente renuentes a hacerlo.







2021-10-04

Sustainable Governance, State and Role of Individuals: Dilemma of contradiction Between Economics and Politics

 



By Salam Al Rabadi

 

It is clear that many of the developments related to the “Covid_19” pandemic have led to a change in the economic and political facts and data related to the debates on the status of the state, sustainable governance and the role of individuals..etc, which in its entirety revolve around the dialectic of the fundamental contradiction between the globalization of the economy on the one hand and the nationalism of politics on the other. It is the dialectic that can be expressed by the following problematic question:

 

To what extent can the state maintain its position and functions? What is the possibility of achieving sustainable governance?

 

In principle, it can be said that one of the most complexities and dilemmas that prevents access to sustainable governance, is still closely related to the problematic of contradiction in the development of both economics and politics. The economy is logically and to some extent always moving towards the global, while politics is still practiced primarily locally or nationally. Here, the division or contradiction appears in the relationship between authority, responsibility and accountability to some extent, so that we find that there is a global economic authority versus a national or local political responsibility in which the use of authority is concentrated. This contradiction hinders the possibility and effectiveness of achieving and consolidating the principles of sustainable governance at all levels.

 

Therefore, in order to reconcile between domestic politics and the global economy, the point of balance between them must be based on sustainable governance, which is based on the principle of interdependence between political and economic concepts on the one hand, and the principles of transparency, accountability and participation on the other, here the individual (as a citizen or as a consumer ) can be the judgment or equilibrium by which that lost balance can be achieved. Which we need at the level of the possibility of achieving sustainable governance.

 

As each of the political and economic forces are trying to win over individuals to their side, whether on the economic or political level( the individual is, on the one hand, a voter, and on the other, a consumer). In the economic field, despite all the problematic of inequality and distributive justice, the individual consumer still holds the initiative at the economic level, based on his being the basis, goal and reference of commercial forces in all their forms. In addition, the individual citizen is the basis of political authority according to the democratic process and the electoral vote, as it still has a significant impact on the level of determining political orientations.

 

Based on this, the individuals on whom the political and economic systems are based must assume responsibility, engage and participate in the process of creating that influence and pressure to confront the monopolies and control of capitalist, security, political, media and even academic elites, in order to be the mainstay in achieving accountability, participation and transparency policies on which governance is based.

Where governance policies should not be limited to structural reforms or protest in the streets and at the ballot box. Rather, the sustainability and process of governance must be supported by directly holding monopoly forces accountable through a culture of consumption, as spending or saving money may lead to desired ends. This logic or direction of direct action may be better and more effective than traditional forms of political and economic expression.

 

In light of global markets trying to evade the rules and restrictions of accounting, the role of the individual (the consumer) appears as a force to be reckoned with. It can no longer be ignored that individuals all over the world are now turning to political shopping more than towards electoral voting. Thus, participation in the economic boycott process and the trend towards political shopping (so to speak) is a positive indicator that indicates that the individual consumer's political activity has begun to move in the right direction. Where the increasing activity and influence of economic forces, and the corresponding unclear political will, results in a growing realization that political shopping is a more effective form of sustainable governance.

 

Where it seems that consumption or political shopping has begun to replace traditional citizenship, as it is the tool that enables the individual (as a citizen or consumer), to impose accountability and correct public policies in a more serious and practical manner. In light of financial greed, political indifference and the absence of responsibility among many technocratic elites and market forces, individuals can assume responsibility and participation in achieving sustainable governance by adopting political shopping policies as a strategy or a new form of effective accountability.

 

To sum up, in practice we must admit that while the social contract that binds peoples and governments is becoming increasingly fragile, it seems that the pressure and influence of individuals is making a real impact in the face of monopolistic forces and corruption. That effect, which governments or even some international institutions cannot bring, and which may be fundamentally unwilling to do so.





For communication and cooperation

يمكن التواصل والتعاون مع الباحث والمؤلف سلام الربضي عبر الايميل
jordani_alrabadi@hotmail.com